EL PAN JUEGO DE XUL SOLAR, UN ACTO DE AMOR

"El panjuego, etimológicamente significa el juego total, o el juego por esencia y excelencia. Muchas veces, al oír las explicaciones que nos daba Xul en su tentativa de enseñarnos las reglas de aquel juego increíble, me preguntaba yo qué metafísica razón lo había lanzado a su empresa lúdica. Y tuve una respuesta cuando, en el Manava Dharma Sastra leí lo siguiente: ' Los períodos de los Manu son innumerables, así como las creaciones y destrucciones del mundo; y el Ser Supremo las renueva como jugando'. Como jugando: vale decir que la Creación Divina es un juego, y que Xul, al crear el suyo, habría imitado al artífice divino, como buen demiurgo que fue.
Pero esta primera conclusión mía reclamaba otra: en ese juego de la existencia universal entramos todos como 'piezas' en movimiento, y somos alfiles, peones, caballos o reyes. Cada pieza responde a su destino inalienable, como también lo dice el Manava Dharma Sastra: 'El Ser Supremo asignó desde el principio, a cada criatura en particular, un nombre, actos, y una manera de vivir'. Y concluye más adelante: 'Cuando el soberano maestro ha destinado a tal o cual ser animado a una ocupación cualquiera, este ser la desempeña por sí mismo todas las veces que vuelve al mundo'. El panjuego de Xul propone a todos, y amorosamente, su imagen o simulacro de la vida; y cada uno puede jugarlo, como en la vida, según sus propias y determinadas posibilidades: frente al tablero, el astrólogo moverá sus planetas, el matemático sus guarismos, el alquimista sus elementos y el jugador común la tabla cambiante de sus acciones y reacciones.
Recuerdo que una vez, refiriéndose a su invención, Xul Solar me dijo:

- Este juego tiene la ventaja de que ninguno pierde y todos ganan al fin. Y meditando en esa 'felicidad' y esa 'facilidad' que otorgó él a sus jugadores, me digo ahora y le digo al numen venerable de Xul:
- Si tu panjuego estuviera, como sospecho, en analogía con el jugar divino ¡qué bueno sería comprobar al fin que todos hemos ganado y ninguno perdido en este ajedrez existencial a que fuimos lanzados por el Celeste Jugador!”.

Leopoldo Marechal © 1967


1 comentario:

Mambetta dijo...

Un juego ideal para los que solemos hacer trampa en el Solitario.