CANTO XXXII

“Iban mis ojos tan fijos y atentos
a saciarse de las decenas sedes,
que mis otros sentidos quedaron yertos;

un muro a cada lado tenían
para no atender a nada - ¡así la santa sonrisa
a ella los atraía con la antigua red! -;

luego voces de diosas forzaron
mi rostro a volverse a la izquierda
porque de ellas oí un ¡Demasiado fijo!;

y la disposición de ver que tienen
los ojos cuando el Sol acaba de herirlos,
de la vista un tiempo me dejó privado.”

COLLAGE: “Horizontal” - Noiserdo © 2009

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