NO ES PAÍS PARA VIEJOS

“DIARIO DE LA GUERRA DEL CERDO” (Adolfo Bioy Casares) © 1969
Una horda de inescrupulosos jóvenes se toman la molestia de dar oxígeno a las arcas de la Seguridad Social en plan Anton Chigurh (el psicópata interpretado por Javier Bardem en la soporífera película de los hermanos Coen) y no encuentran mejor manera que matar su aburrimiento asesinando de todas las formas imaginables (tirándolos desde lo alto de una tribuna en un partido de fútbol, apaleándolos o simplemente arrojándolos a las hogueras de San Juan) a los viejos de una hipotética Buenos Aires.
A partir de tan violento y descabellado argumento, Bioy Casares nos mete de lleno en esta cacería irracional, plagada de misterio (no se sabe a ciencia cierta el porqué lo hacen, ni cuando empezaron) con un seguimiento casi diario a Isidro Vidal. Lo interesante del libro es que nos muestra la deshumanización de la juventud y la pasividad del resto de forma gradual, primero nos lo hace entender por hechos aislados de los que Isidro y sus amigos son testigos, para luego (sin decirlo de manera clara) darlo por sobreentendido y resulta que nos encontramos, mediada la novela, intentando escapar de esa verdadera batida humana sin preguntarnos ni tan siquiera plantearnos lo inverosímil y la locura de los hechos que se desencadenan… sólo es cuestión de sobrevivir.
Nadie sabe quién es el enemigo ni donde se esconde. Vecinos delatan a vecinos, sobrinos a tíos y lo más patético: hijos a padres. Como en la famosa fábula de Martin Niemoeller (mal atribuida a Bertold Bretch), ninguno de los protagonistas se siente en peligro, ya que no se consideran viejos… pero cuando muere uno y desaparece otro, ya no hay tiempo para más y sólo hay que esconderse y esperar a que la calma vuelva. Y entre tanto lo cotidiano, la rutina, las estrecheces y el amor… que llega inesperado.


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