¿QUERÉS SER MI AMIGO?

“REALIDAD VIRTUAL” (JujoTorres) © 2009

Sincerémonos, amigos míos. Lleven su mano al corazón, al testículo de turno o al pecho correspondiente y respondan, con total sinceridad, cual sería vuestra reacción si se diera la situación que paso a detallar.
Imaginemos que estamos plácidamente sentados en el inodoro, resolviendo un Sudoku o leyendo los chistes de la última página. O tal vez estemos haciendo cosas más productivas como limpiando la casa, cocinando o simplemente escarbando en alguno de nuestros orificios nasales. De repente, el ruido del timbre de la puerta nos estremece, dejamos lo que estuviéramos haciendo y nos dirigimos a la puerta. La abrimos y nos encontramos con un señor que parece salido de una publicidad de “Kolynos” que nos dice:

-¡Hola!, mi nombre es Rudy Chernicof, vivo en Ranelagh y quiero ser su amigo.

¿Cuántos segundos tardaríamos en darle un portazo en plena cara, mandarlo a la recalada concha de su madre o llamar a la comisaría de la esquina? Dicho esto, y siguiendo con el plan de sincerarnos, pongamos los puntos sobre las íes ¿Y si ese mismo tipo nos “solicita nuestra amistad” a través del Facebook o cualquier otra “red social” similar?... ¿Cuál sería nuestra respuesta?
En mi condición de usuario de internet y como mentor de la A.P.E.U.N.P.D.L.N.T. [1], con éste humilde escrito quiero sacudir la modorra y un poco la estupidez, haciendo una reflexión sobre las relaciones humanas.
Admito que poseo una cuenta de Facebook, la cual utilizo para intercambiar fotos con familia y amigos, los cuales están del otro lado del inmenso océano y a la friolera de doce mil kilómetros de distancia. Pero también hay gente que utiliza la misma plataforma para comunicarse con su amigo que vive en la esquina, con el vecino de al lado o hasta con el compañero de mesa de la oficina ¿Se puede ser tan boludo? O mejor dicho, ¿hay peor forma de denigrar la verdadera amistad?
El nuevo siglo llegó con las nuevas tecnologías al alcance de todos (de cualquiera me parece un poco violento), ya no hay que acudir a la biblioteca para realizar un trabajo para el colegio, la enciclopedia desapareció de las estanterías de tantos hogares… pero también trae cosas peores. Parece que a nadie le sorprende (ni le molesta) estar inmersos en una realidad virtual, donde el contacto pasa a un segundo plano… como los sentimientos.
El telediario abre con la noticia de que el joven (llamémosle X), se suicidó ahorcándose con las medibachas de su abuela desde el piso 118 de la torre Waï Chan Qein, en la populosa Yokohama, al descubrir que olvidó enchufar la batería de su Tamagochi, lo que causó la muerte por inanición de tan pelotuda mascota. Se me acaba de ocurrir… pero no crean que es tan irreal. Hay gente que recauda dinero virtual para construir un hogar para los sin techo de Second Life y sin embargo, al loquito que pide limosna en la esquina del Mercadona lo desprecian y desean verlo fuera de su ciudad real. Hipocresía, demagogia, pelotudez… llamémosle como queramos.
Recuerdo al gran negro Dolina cuando escribía que “uno no necesita irse a Katmandú, en viaje espiritual, para darse cuenta que es un papanatas”, o cuando decía no entender a los que viajaban a la India para “encontrarse”, “¿y si resulta que pierden el tiempo y se encuentran acurrucados cuando ya es demasiado tarde, detrás de una maceta del patio de su casa?”, reflexionaba.
Haciendo un paralelismo, no juguemos con el tiempo ni nos metamos con los designios marcados por el verdadero y único DIOS SUPREMO (el destino) ¿Por qué empeñarse en recuperar viejas amistades del colegio primario? ¿De qué sirve intercambiar fotos con el gordo balín que se sentaba atrás nuestro? Si la vida, la familia, el trabajo o el destino nos separo e hizo que perdiéramos el contacto, ¿qué puede unirnos a una persona que no vemos desde hace más de veinte años?
Internet… FacebookTwitterTuentiSónicoMessenger… como herramientas, no como caldo de cultivo de comportamientos anormales, eso es lo que pregonamos desde A.P.E.U.N.P.D.L.N.T.
Hay una vida real allí fuera, con amigos de carne y hueso que esperan que le timbremos para invitarlos a tomar una cerveza. Hay mascotas (perros, gatos, canarios, tortugas, iguanas, arañas pollito) que esperan nuestras caricias… y que de vez en cuando le demos algo de comer. Vivamos esa vida real, no nos escudemos detrás de un teclado y una pantalla para relacionarnos con nuestros seres queridos… ¿o tal vez ya no existan? Quizás Matrix no fuera una ficción y en realidad usted, yo, el vecino de la esquina y todos los que habitamos éste planeta somos hologramas y estamos viviendo una vida paralela, dentro de una realidad virtual…

[1] Asociación Para El Uso No Pelotudo De Las Nuevas Tecnologías. Desde aquí aprovecho para desmentir las falsas acusaciones que pesan sobre tan altruista fundación, la cual no recibió ningún tipo de subvención ni mucho menos se benefició con el dinero del “Plan E”.

1 comentario:

Sir Lothar Mambetta dijo...

Por eso no tengo Facebook: para que no vejga Rudy Chernicof a mi casa.
Las actividades de la A.P.E.U.N.P.D.L.N.T. deberían ir más allá de las nuevas tecnologías y velar por el uso no pelotudo de todo lo que está bajo el sol.