
“EsKQÜiZo” (JujoTorres) © 2008
No sería para nada descabellado culpar de todo a un tal Diego, una suerte de hippie con ideas reaKcionarias en una época bastante jodida. Con el sangriento “Proceso” aún candente y una joven demoKcracia temblorosa, no era para andar poniendo en los actos patriótiKcos el Himno Nacional en versión de Charly. Pero el irresponsable lo hacía sin ruborizarse.
Lo cierto es que aquél fatídico experimento me devolvió a la cabeza los desgarradores gritos del lugar en donde nací y pase los primeros meses de mi vida, un sitio que para muchos no era nada más que un garaje y que, para demasiada gente, fue lo más parecido al “Infierno de Dante”, soportando tormentos propios de
Mi padre no salió de aquel agujero en el que nací, se esfumó de nuestras vidas, desapareció y seguramente otros tantos escucharon más impunemente que yo sus desgarradores gritos. Mi madre se convirtió en otra persona, luego de nuestra breve pero intensa experiencia hippie, se aburguesó demasiado rápido y sin más aviso, en cuanto los de las botas y la cara embadurnada empezaron a joder de nuevo, se asustó. –“Yo no vuelvo a pasar por esto de nuevo”-. Juntó nuestras exiguas pertenencias y nos fuimos al Viejo Mundo.
Madrid salía del descontrol y aún se podía encontrar resabios de aquellos dorados inicios de la Transición. Mi frágil madre encontró un poco de paz en todos esos polvos y líquidos que le hacían olvidar, y que le consumían lo poco que le quedaba de vida. Fue muy estricta, a pesar de su deterioro, e intentó por todos los medios mantenerme alejado de toda esa química que corría por delante mío como algo normal. No sucumbí, era un pre-adolescente desconcertado y sin demasiadas posibilidades de salir adelante. De lo que no me previno, ni me mantuvo alejado, fue de lo que podía entrar por los oídos directamente a mi cerebro. Y es así que con doce inocentes años, en vez de “Hombres G” o “Mecano”, con mis ahorros consumía armonías peligrosas y nocivas para esa edad… “The Madcap Laughs”, “Discipline” o “The Lamb Lies Down On Broadway”.
Los primeros deseKquilibrios se presentaron bastante después, cuando retornamos a la ciudad de la furia, en aquellos años en donde sólo se comía “pizza con champán”. Lo cierto que contra todo pronóstico, pude hacerme un hueco entre los yuppies que habían tomado por asalto la cosmopolita ciudad. Allí si caí en la tentación, y me convertí en el protagonista del blues que cantaría años después Belew:
“Muchacho, has estado leyendo
demasiadas tonterías”.
“Lo importante en la depresión,
es que no debes permitir que te destruya.
Debes ver el mundo tal y como es,
un circo lleno de monstruos y payasos.
Nunca podrás contentar a todo el mundo,
es un hecho irrefutable.
Como tratamiento te aconsejo una botella de Jack Daniel’s
y otra de Prozac”.
-ron
Una FRAcKtura
en mí
interior y nada…
nada, volvió a ser
Como aNtes.
Se sumo a la crisis general la repentina (pero anunciada) muerte de mi madre, que hacía años que no habitaba éste mundo. Nunca pudo superar su dolor, su sufrimiento ni los indescriptibles tormentos físicos y psicológicos a los que fue sometida. Incluidos la desgarradora muerte de su marido (mi padre) y la incertidumbre sobre mi pobre e incierto futuro, mi nacimiento debe haber sido un suplicio bajo aquellas terribles condiciones.
Caí nuevamente en una profunda y oscura depresión. Las drogas, aunque ahora no las tenía tan a mano, reaparecieron con toda la furia.
“Ella me ayuda a pasar los días de apatía,
sin darme cuenta.
En cierta forma me salvó la vida,
cuando me devolvió -El Poder Para Creer-”.
Tengo una portada en la mano, un disco que acaba de salir, la ilustración (no sé por qué puta razón) refleja el momento y las condiciones de mi nacimiento… ¿por qué me torturan?... ¿a qué se debe esa manía de refregarme en las narices algo que había olvidado con los años y la química?. Es fácil etiquetarme, encerrarme, volver a medicarme, desentenderse de la parte de culpa que tienen…
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