CHE, TANGO, CHE

Así, como de repente, estando en éste lado del Océano... llegó el tango. Tocó mi puerta y se quedó para siempre. Fue en la Nochebuena de 2002, por intermedio de una publicidad de Televisión Española en donde salían imágenes de Buenos Aires con un tema de Piazzolla como banda sonora. Aún hoy se me pone la carne de gallina al recordar aquello.
Las primeras canas empiezan a blanquear mi sien, la melancolía emerge y se descubre como uno de los rasgos de mi personalidad. Algo de lo que siempre renegué, que me sonaba a “naftalina”, que me aburría… ahora forma parte importante de mi discoteca y me roba unas lágrimas saladas que me queman la mejilla al ver “Café de los maestros”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un sabio tu viejo. Con finezas poeticas (Homero Manzi y otros) o sin ellas, nada como el tango para reflejar como somos o como fuimos los rioplatenses.
Nostalgicos y tristones, mezcla rara de atorrantes y aristocratas, tanos y gallegos defendiendo a muerte nuestras miserias sin dejar de mirar a Europa como nuestra casa. Es que alguna vez lo fue.
Material de psicoanalisis, pero que lindo es el 2x4.