1. Hay que escuchar todo el tango que sea posible. Instrumental y cantado, tradicional y vanguardista. Recién después descubrir a Piazzolla. Y advertir que suena diferente a todo. Esa fue su verdadera revolución: Ser diferente.
2. Tenía que inventar algo que no existía. Un sonido que no se pareciera a nada. Para ello, debía impedir que el medio lo condicionara. Un mérito nada simple: Cuando dejó a Troilo para formar su propia orquesta, regaló una pequeña gloria ya ganada. Su Misión era empezar de nuevo, una y diez veces.
3. La gran mayoría de sus colegas músicos intentó desvalorizarlo apelando a eslóganes efectistas: "lo que hace no es tango", juraban. Hoy, nadie se acuerda de ellos, la historia puso a cada uno en su lugar. ¿Importaba tanto ponerle una etiqueta a sus obras?
4. Su música es la banda sonora de Buenos Aires. Como los impresionistas, cada una de sus notas exhibe retazos de la ciudad. Pero no son precisamente postales ni imágenes idealizadas: Allí aparecen la nostalgia y la agresividad, la tristeza y el desgarramiento. Por eso es universal.
5. Los futboleros suelen decir que mientras Pelé se las sabía todas, Maradona las inventaba de nuevo. La misma regla es aplicable a los dos bandoneonistas fundamentales de la historia: Troilo y Piazzolla, respectivamente.
6. No le importaba grabar diez veces lo mismo. Cada vez que tocaba un tema, lo hacía como si fuera la primera vez. Cada disco suyo es distinto a otro, aunque el repertorio fuese el mismo. Nunca se conformaba con el último arreglo: quería más.
7. Instaló el concepto de "música para pensar" en el campo de lo popular. Le valió el odio eterno de los mediocres. Y la admiración perpetua de quienes creen que la música es, más que un entretenimiento, un medio de superación espiritual.
8. Es al mismo tiempo el faro y la barrera de los bandoneonistas que lo sucedieron. No se puede tocar igual a él. Entonces ¿cómo? Es tanta la admiración que no se lo puede evitar. O emular. O imitar.
9. Es imposible separar sus tres talentos básicos: Compositor, ejecutante, arreglador. Por eso su música está hecha para que la toque él, y nadie más. Por más que su obra tenga centenares de versiones ajenas, escuchadas por Piazzolla suenan inmejorables.
10. Tenía avidez de información: en él se condensan De Caro y Bartók, U2 y Miles Davis, Stravinsky y Coltrane. Escribía para el siglo veintiuno. Y se sospecha que él lo sabía.
Norberto Chab. Tomado del trabajo "La resurrección del ángel: 40 obras fundamentales"
1 comentario:
No se puede decir nada nuevo de este astro. Lo mejor es lo que decís: cerrar los ojos y disfrutar.
Me voy a buscar "Camorra", otro disco impecable del maestro.
Un abrazo
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