La espera es terrible. Esto lo escribo cuando ya lleva cuatro meses durmiendo, debatiéndose entre la vida y la muerte. Los que disfrutamos con y de su música, todo el cholulaje y el boludeo alrededor de si mueve un dedo cuando escucha una canción o de que si ya está muerto, nos chupa un huevo.
Quiero lo mejor para él. Aquí o allá. Como quede. Obviamente le deseo lo mejor, pero el dolor y el sufrimiento (el verdadero, el que quema) es para su familia. Nuestra pena, al menos la mía, se alivia escuchando su música… y eso, por suerte, nunca morirá.
¡¡¡FUERZA, GUSTAVO!!!
1 comentario:
Opiniones hay para todos los gustos pero nadie te quita lo bailado.
Supongo que no hay mayor alivio que dejar de ser.
Publicar un comentario