DESTIEMPO

Así se llamaba la revista que fundó en 1935 junto con su gran amigo Jorge Luis Borges. La Real Academia Española nos dice que su significado es: “Fuera de tiempo o del momento oportuno” ¿La revista o Bioy Casares? Debe haber sido difícil publicar algo en aquél Buenos Aires en donde cada dos por tres había algo de Peyrou, Borges o Arlt en las librerías. Y más si llevabas encima el estigma de ser un “niño bien”.
Desde muy joven comenzó a deslumbrar con unos relatos surrealistas, en la madurez se volcó más hacia los relatos policíacos (memorables los coescritos junto a Borges bajo el seudónimo de H. Bustos Domecq). Siempre fue un sagaz observador de la sociedad en la que vivía, irónico, de excelente humor y capaz de conversar de cualquier tema sin caer en la pedantería (aunque este mito se cayó un poco con la aparición póstuma de su diario “Borges”, en donde se puede lee como le sacan el cuero a medio Buenos Aires).
Me gustan sus cuentos, son atemporales… “La invención de Morel” me parece única e insuperable. Nadie describió como él mismo lo que me pasa cada vez que leo o releo algo suyo:

“El recuerdo que deja un libro a veces es más importante que el libro en sí.”