Amado y odiado a partes iguales, se le perdona todo, sus excesos, sus desplantes, sus horrores arriba de un escenario. Endiosado, casi tanto como Maradona, siempre se buscó justificar su alocada y desequilibrada vida ¿Qué se le podía pedir a un prodigio que a los cuatro años ya daba conciertos de Bach en piano?
Ahora vuelve… no escuche lo nuevo, dicen que está mejor y me alegro. Es uno de los grandes, quizás el precursor (junto a Spinetta) y seguro que todos tarareamos algunas de sus inolvidables canciones (como solista, con Serú Girán, con Sui Géneris).
Hay una leyenda urbana que dice que Charly, estando en Madrid, escuchó a dos viejas peleando y una le dijo a la otra, después de pegarle con una chancleta: “No te olvides nunca que yo soy la hija de la lágrima” Ese cuadro dantesco quizás tenga algo que ver con la vida de Charly… y por qué no, el también es un “hijo de la lágrima”.
"Cuando llegues al final de tu cuerda, haz un nudo y aguanta.” FRANKLIN D. ROOSEVELT
EL HIJO DE LA LÁGRIMA
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2 comentarios:
Charly ¿puede ser que me haya olvidado la flauta en tu casa? Avisame, loco. La estoy buscando hace 30 años.
¡La flauta la tengo yooooo!... vení a buscarla cuando quieras.
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