NO LA DEJES IR, NO LA DEJES IR

Es curioso como a la mañana uno se despierta antes que sus sentidos. Y así iba yo hoy, rascándome mí tupida cabellera enrulada y peinándome los bigotes mientras cantaba mi viejo hit, Violeta, una canción que como todo estandarte cultural nunca pasará de moda. Me vestí como siempre con uno de mis trajes de no menos de siete colores y fue cuando me vi al espejo atentamente que noté algo que no iba bien... Noté que tenía la bragueta baja pero cuando la subí seguía sin cerrar del todo la imagen que me devolvía el espejo... ¿Por qué tenía esa sonrisa en mi cara a esa hora de la mañana? Eso no es normal en mí y ahí me di cuenta que alguna fuerza oscura se adueño de mi cuerpo y me transformó en Alcides. Al principio experimenté las sensaciones típicas que describen todos los que se han despertado Alcides alguna vez, desayunar una bala servida por un 38 Smith & Wesson del especial, pero como no tengo armas de fuego en casa fui a comprar una al "chinodeacáalavuelta".
Compré uno y ahí mismo me metí el cañón entre los perfectos dientes de mi sonrisa. Apreté el gatillo (curioso nombre). Pero no se escuchó ni ¡Pum! ni ninguna otra onomatopeya parecida. La única que emitió el arma fue un tímido "click" e inmediatamente sentí una terrible quemazón en el paladar. Indignado, le pregunté al "chinodeacáalavuelta" que como podía vender encendedores con forma de pistola, que eso era un peligro. No le quedó muy claro el reclamo (supongo que a causa de la sumatoria de llanto, insultos y sonrisa impecable) y me regaló un monedero rojo con flores de loto en color vómito de polenta.
Contento por el regalo, pero abatido por el fracaso volvía a casa cuando se acercó una paisana tímidamente sin dar crédito a lo que veía. Alcides paseando su sonrisa por Badalona. Me pidió un autógrafo y preguntó si vivía acá. De forma natural firmé como quien era, pero la quemadura del paladar me impedía responder, así que me limité a sonreír, total, era lo que tenía puesto en la cara. Me pidió que le dedicara el autógrafo a su madre y me arregló una cita con ella para esta tarde en el Club de Petanca de Santo Cristo.
Me fui por la Rambla de Badalona silbando "Macumba Macumbembé" y otros 14 éxitos pensando que tal vez no esté tan mal el cambio.



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