“RAYUELA” (Julio Cortázar) © 1963
Visto lo visto hasta ahora, lo lógico es que aquí apareciera una de las tantas acarameladas historias de amor de Corín Tellado, o la (para mí) insoportable “Romeo y Julieta” de Shakespeare. Pero no, queridos amigos. Me pongo serio (en serio) y dejo mi elección para la polémica.
Ésta novela no es solo un montón de historias que se entrecruzan de las más variadas formas, dependiendo de la manera en que la leamos. Hecha desde retales, a modo de collage, con una prosa cuidadamente desordenada que la hacen única e irrepetible. Para mí es más, mucho más de lo que se haya escrito y analizado al respecto de ésta obra.
Desde la primera vez que la leí, me quedó grabada a fuego en la retina de la memoria como una de las historias de amor más desgarradoras jamás contadas. La releí hace poco, y mantengo mi primera impresión, aunque (obviamente) la “madurez” que (¿creo?) haber acopiado desde aquella vez, me hacen descubrir y disfrutar matices que había pasado por alto.
Visto lo visto hasta ahora, lo lógico es que aquí apareciera una de las tantas acarameladas historias de amor de Corín Tellado, o la (para mí) insoportable “Romeo y Julieta” de Shakespeare. Pero no, queridos amigos. Me pongo serio (en serio) y dejo mi elección para la polémica.
Ésta novela no es solo un montón de historias que se entrecruzan de las más variadas formas, dependiendo de la manera en que la leamos. Hecha desde retales, a modo de collage, con una prosa cuidadamente desordenada que la hacen única e irrepetible. Para mí es más, mucho más de lo que se haya escrito y analizado al respecto de ésta obra.
Desde la primera vez que la leí, me quedó grabada a fuego en la retina de la memoria como una de las historias de amor más desgarradoras jamás contadas. La releí hace poco, y mantengo mi primera impresión, aunque (obviamente) la “madurez” que (¿creo?) haber acopiado desde aquella vez, me hacen descubrir y disfrutar matices que había pasado por alto.
FOTO: “Le baiser de l’hôtel de ville” (Robert Doisneau) © 1950
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